
Si las tierras secas son tierras de baja producción y limita los servicios que los ecosistemas le brindan al hombre, la desertificación hará mucho más grave este problema e impactará más a la población que habita estas tierras, que son más vulnerables, por ser gente pobre.
Los cambios climáticos que están ocurriendo en conjunto con las inadecuadas prácticas de utilización y desecho de productos no biodegradables, a las inapropiadas técnicas de ganadería y agricultura, además del desperdicio del recurso hídrico a nivel mundial, van a impactar más fuertemente a estas zonas y las poblaciones más marginadas que habitan en ellas, por lo que se deben iniciar estrategias para evitar el progreso y si es posible su recuperación.
Es necesario que los países se organicen en forma conjunta, para establecer propuestas y acciones globales, en las cuales de manera solidaria los países ricos apoyen a los países pobres y se den instrucciones específicas de cómo llevar a cabo dichas acciones. Para un resultado exitoso, lo ideal es que los países pobres tengan un gobierno estable políticamente para administrar adecuadamente este apoyo económico y evitar el avance de la desertificación.

Los países deben diseñar nuevas técnicas de agricultura y otras variedades de producción que requiera menor consumo del agua y apoyar a las poblaciones de estas zonas con asesoría técnica y suministros de equipos tecnológicos y/o infraestructura para reducir la inversión, mejorar la producción y modernizar las tareas que realizan.
Entrada hecha por: Mauricio Martén Solano
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